-“¿Estás ardiendo verdad?” esa pregunta la arrebató de un
mundo paralelo vestido de un blanco silencioso. Un escalofrío delicado y
delicioso recorrió su cuerpo con esa voz.
Observó al dueño… ahí
estaba él, tan deseoso y ocupado en complacerla. Correspondió con una sonrisa y
asintió con la cabeza.
Él le sonrió. Era tan suyo y ella lo sabía, tanto que se estremeció nuevamente al ser consiente de la calidez que recibía su
cuerpo del de él.
Se borró todo nuevamente a su vista y a sus oídos. Eran sólo
él y ella. Era todo.
Tiempo, intensidad, pasión, locura, curiosidad,
descubrimientos, orgasmos, dicha, amor.
-“Estoy ardiendo” Confesó también y la besó con frenesí.
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