Decir adiós sin querer hacerlo.
Mitigar estas ansias locas de estar contigo.
Ser lógica, práctica.
Dejar de ser imbécil. Dejar…
Debo. Debo poner todo en orden. Recordar estar
sin ti, ser sin ti… ser.
Enloquecí. Lloro a ti y a mí… a lo que fue, a lo
que no fue y a lo que dejó de ser.
No hay lágrimas que terminen con este duelo. No
hasta ahora.
Debo esforzarme más. Limpiar pensamientos,
aniquilar sueños, purgar corazón de este amor.
No, no termino de preguntarme qué fue lo que pasó…
¿Cuántos labios pasaron por los tuyos mientras
yo soñaba regresar a ellos?
¿De cuántos cuerpos recibiste el calor, la
furia, inocencia y pasión que yo deseaba intensamente volver a darte?
¿Desde cuándo te perdí?
No. No hay víctima ni victimario. Hay caminos
separados.
Fue mi decisión esperarte.
Valía la pena… al menos para mí.
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"No te amé,
te amo aún como amo la nada, como amo la vida, así como te amo también te odio,
pero no te odio a ti ni a lo que fuiste. Odio tu
ausencia, tu ausencia eterna como mis ojos grises, como mi amor por ti. Aún te
amo ¿y de que me sirve? de traje de sufrimiento. Siempre lo cargo, siempre lo
visto porque con solo pensarte mi corazón se pone de gala con pose fúnebre.
Visto mi corazón muerto con el traje del amor. El amor lo traicionó, traicionó
al corazón, pero al final murieron los dos juntos, amor y corazón murieron tal
y como en vida nunca pudieron estar, porque no saben convivir, porque no sabe
uno amar y el otro resistir."